viernes, 16 de octubre de 2009
miércoles, 7 de octubre de 2009
EL LARGO CAMINO DE LAS TEMPORERAS MARROQUÍES
Enrique Rubio. EFE. 13/01/09.
Vienen de las aldeas más remotas, todas dejan atrás a algún hijo, y, aunque temen al frío, no tienen miedo de abandonar sus casas y viajar a España, donde 14.853 temporeras marroquíes ayudarán este año a recoger la fresa.
El número de mujeres marroquíes que participarán en la campaña en la provincia de Huelva, de las cuales 9.095 lo harán por primera vez, es superior a las 13.600 de la pasada y no deja de crecer desde las 760 que se contrataron en 2004.
En Mohamedía, una ciudad dormitorio de Casablanca, cientos de mujeres se agolpan esta semana en la Casa de la Juventud, con la esperanza de ser una de las elegidas para recoger la fresa en Huelva a partir de febrero.
Engalanadas con sus mejores túnicas, que dan al proceso un toque colorido y casi festivo, esperan en el patio a que un representante de la agencia marroquí de empleo (ANAPEC) diga su nombre por un megáfono.
Nayat Chlih ha salido de madrugada de su pueblo en la provincia de Kenitra, al este de Casablanca, para meterse en un autobús y viajar durante siete horas hasta llegar a Mohamedía.
Ha dejado en la cama a su hija de cinco años, algo que volverá a hacer cuando embarque en Tánger hacia España, donde recibirá 37 euros brutos por cada jornada de seis horas y media de trabajo.
"No hay problema", dice, en un precario español, respecto a la separación. "Son tres meses nada más, y a cambio volveré con mucho dinero que necesitamos. Sólo me da miedo el frío".
Las temporeras, que pueden ahorrar entre 3.000 y 4.000 euros en cada campaña, tienen que ocuparse sólo de su manutención, ya que el viaje desde Tánger y el alojamiento corren a cargo del empresario, como explicó a Efe el alcalde de Cartaya (Huelva), Juan Antonio Millán, verdadera "alma máter" de este proyecto.
Prácticamente todas las mujeres que superaron la primera criba de la ANAPEC, cerca de un 95 por ciento, serán contratadas.
Pero cada año los criterios se han vuelto más selectivos para asegurarse de que el número de temporeras que se quedan en España cuando expira su contrato sea el menor posible.
Para ello, los empleadores aceptan sólo a mujeres, de 18 a 45 años, con experiencia en el mundo rural y que tengan hijos, lo que les impulsa a regresar a su país.
Sin embargo, Ahman Zeit, responsable de ANAPEC en el centro de contratación de Mohamedía, apunta otros dos criterios que se persiguen: "Tratamos de que no tengan familia en España, y también de que provengan de pueblos lo más alejados posible de núcleos urbanos, para que no estén 'contaminadas' por la ciudad".
Una de estas mujeres, Fatma Benamour, velada al igual que todas sus compañeras, explicó a Efe su necesidad de ser seleccionada para conseguir el dinero suficiente para las medicinas de un hijo minusválido.
Apenas sabe algo de España, ni conoce a nadie que haya estado allí, pero tiene claro que, en cuanto ahorre algo, volverá para atender a sus cinco hijos.
"El primer año no regresó de España ningún temporero, pero ya el año pasado la tasa de retorno fue del 95 por ciento", explica Millán, orgulloso del modelo de "inmigración circular" que se aplica en Cartaya y que ha sido citado por el Gobierno español como un ejemplo para los países de la Unión Europea.
Nada más firmar sus contratos, las mujeres se someten a un "curso de sensibilización", donde la ANAPEC explica, a través de charlas y vídeos, cuáles son las costumbres en España y ofrece consejos prácticos para las temporeras.
Las marroquíes suponen ya el 40 por ciento de las mujeres extranjeras que participan en la recogida de la fresa, según la Consejería de Trabajo de la Embajada española en Rabat.
¿Qué tienen estas mujeres para que sus servicios sean cada vez más valorados por los agricultores españoles?
"Casi todas vienen del campo, saben lo que tienen que hacer y tratan la fresa con delicadeza. Además, su adaptación suele ser buena y no dan muchos problemas", explica María José Martín, técnico laboral de Freshuelva, desplazada a Mohamedía para el proceso de selección.
Cuando finalice su labor el jueves, Martín habrá visto pasar por delante a miles de mujeres que comparten un sueño: ganar dinero en España para sacar adelante a sus familias.
Etiquetas:
Mujeres marroquíes temporeras
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